Desmitificando la psicología: ¿Podemos leer mentes?
- Complejo Educativo Nuestra Señora de Guadalupe
- 10 abr
- 3 Min. de lectura

Para dar inicio a esta incertidumbre sobre este tema. La psicología es la ciencia que estudia la mente y el comportamiento humano. Su objetivo es comprender cómo funcionan los procesos mentales y cómo afectan la conducta.
Ha pasado en varias ocasiones que se escucha en conversaciones informales, películas y programas de televisión la idea de que los psicólogos tienen ese gran poder especial para “leer mentes”; dicha creencia, aunque resulta fascinante para muchos, está lejos de la realidad.
Mucho más allá de las connotaciones sobrenaturales, lo que algunos entienden por “leer la mente” se inclina más a una capacidad superior de entender y discernir a profundidad los pensamientos, emociones o ideas del otro con la simple interacción, algo que realmente nadie puede hacer. Lo que realizan los psicólogos en su trabajo del día a día es mucho más complejo y científico, basado en la observación y el análisis de patrones de comportamiento.
¿De dónde proviene el mito?
Por lo general, se origina en una falta de comprensión sobre lo que realmente significa el trabajo de los expertos en salud mental. La psicología, que a menudo se considera una “ciencia oculta”, se enfoca en investigar la mente y el comportamiento humano. Por esta razón, hay quienes creen que pueden conocer de manera casi inmediata los pensamientos más profundos de otras personas, sin tener en cuenta factores como la educación, la crianza, el contexto sociocultural, las experiencias pasadas o ideas preconcebidas.
¿Entonces qué es lo que realmente hace un psicólogo?
Muy apartado al hecho de leer mentes, los psicólogos aplican el método científico para orientar a las personas a entender y comprender de dichas maneras sus emociones y modificar positivamente su comportamiento. Este trabajo se basa en años de investigación y experiencia donde en cada sesión se trabaja diferentes estrategias para buscar una mejora o una modificación alguna bajo un programa, así como en un diálogo activo y colaborativo entre el psicólogo y el paciente. De acuerdo al Psic. Christian Silva, Psicólogo Escolar del “Complejo Educativo Nuestra Señora de Guadalupe” y licenciado en Psicología Mención Clínica egresado de la Universidad Arturo Michelena, los psicólogos desarrollan estrategias y habilidades cognitivas para empatizar con el paciente y así lograr entenderlo con profundidad.
Se expresa que «El psicólogo no tiene una varita mágica, ni un hechizo, ni una esfera de cristal para ver qué va a pasar en el futuro con la persona, tampoco hace magia para cambiar inmediatamente su conducta, pero sí les da ideas que llevan a la reflexión a las personas, pero para eso, debemos ser empáticos».
Es decir, cualquier interpretación que hagan está basada en datos y hechos concretos, como el comportamiento verbal y no verbal, la historia del paciente y las respuestas, acciones y expresiones que proporciona en las sesiones. Además, hay que destacar que las conclusiones o diagnóstico de un profesional no siempre es definitivo ni mucho menos con total precisión, ya que la complejidad de la mente humana requiere considerar diferentes variables que pueden arrojar diferentes interpretaciones según el especialista e incluso la rama en la que se desempeñe.
¿Por qué es importante desmitificar este concepto?
Se tiene como conocimiento que esta idea puede generar malentendidos sobre lo que implica y lleva la terapia psicológica, e incluso puede disuadir o evitar a algunas personas de buscar ayuda profesional. En algunos casos se produce algún tipo de incomodidad, miedo o susceptibilidad ante la idea de que un psicólogo pueda “llegar a saber” lo que piensan sin que la persona lo exprese verbalmente, simplemente con verla y detectar directamente los hechos. De este modo, la salud mental se ve comprometida hasta el nivel de un problema de salud pública, más de caso en general.
La realidad es que la terapia psicológica es un proceso basado en la confianza, la confidencialidad y la colaboración. El psicólogo necesita que el paciente participe activamente en las sesiones, ya que sólo con la información que el paciente proporciona es posible avanzar en la comprensión de sus dificultades.
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